Bosques urbanos para enfriar las ciudades
Tomado de la revista Ciencia
Josué Díaz Vázquez y
Arturo Curiel Ballesteros
Foto de bosque formado en curso de agua de lluvia, detrás de Colegio Juan XXIII Valencia
Ante los efectos
adversos del cambio climático, los bosques urbanos y todas las áreas verdes que
forman parte del paisaje citadino constituirán una medida estratégica que sin
lugar a dudas podrá hacernos menos vulnerables como organismos, población o
comunidad ante los escenarios de golpes de calor y disminución de agua a los
que nos enfrentamos
Introducción. Si buscamos el significado de la
expresión “cambio climático”, hallaremos una gran diversidad de definiciones
que coinciden en que es la modificación del clima con respecto a la historia
climática local o global, y en que dichos cambios pueden ser naturales o bien
provocados por la actividad del ser humano, debido a la emisión de gases de
efecto invernadero
Este cambio en las características de
temperatura global o local trae como resultado eventos extremos: sequías,
tormentas y huracanes presentan mayor intensidad, hay un aumento de los niveles
del mar, etcétera. A su vez, estos eventos provocan una gran variedad de
problemas
Hoy no es momento de dudar sobre si el
problema existe o no, o si es natural o antropogénico (ocasionado por el ser
humano), sino de pensar qué puede hacernos menos vulnerables como organismos,
población o comunidad: cómo habitar una ciudad o un país con mayor resiliencia
(capacidad de soportar una crisis y sobreponerse a ella)
. Se ha confirmado que el bienestar humano no se puede
alcanzar aislado de la naturaleza. El bienestar es considerado como la
resultante de contar con acceso a materiales básicos (como el agua), tener
salud (resultante de una buena calidad de aire para respirar y una buena
alimentación), contar con seguridad ante desastres (suelos de calidad para
menguar sequías e inundaciones), disfrutar de buenas relaciones sociales
(espacios de convivencia armónica) y libertad de elección y acción (posibilidad
de elegir qué comer, dónde vacacionar).
Bosques urbanos: enfriadores naturales Uno de los principales beneficios de los bosques
urbanos y parques públicos es su capacidad de atenuar las altas temperaturas
que se encuentran en las ciudades. En otras palabras, las plantas que habitan
ahí tienen la capacidad de enfriar las islas de calor urbanas. Las formas de
enfriamiento están relacionadas directamente con las hojas verdes de las
plantas, que tienen un mayor efecto de reflejar la luz solar (albedo) que el
asfalto y por ello ayudan a enfriar el ambiente,
La mejor opción para
regular inundaciones.
Como parte de las dinámicas ambientales de algunas ciudades de México, las
lluvias de temporal con frecuencia originan encharcamientos de gran intensidad,
lo cual provoca inundaciones. Los bosques urbanos tienen una capacidad de
infiltración (paso del agua de lluvia al suelo) muy significativa, que en promedio
es de 60 centímetros por hora
Está comprobado que las áreas verdes tienen efectos directos
en la salud: disminución de la obesidad, reducción en el estrés, amortiguamiento
sonoro, baja de enfermedades cardiorrespiratorias, disminución de niveles de
violencia e, inclusive, reducción de enfermedades mentales.
Bosques urbanos: filtros de aire Las actividades urbanas actuales
presentan efectos negativos que influyen directamente en la calidad del aire.
La contaminación atmosférica es uno de estos problemas que se dan
principalmente en las grandes ciudades de México. Uno de los atributos de los
bosques urbanos es su capacidad de tamizar y filtrar los componentes nocivos
del aire
. La captura de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno
es un servicio ambiental de importancia global que prestan los ecosistemas,
incluidos los bosques urbanos. Aunado a lo anterior, limpian de partículas
suspendidas nocivas el aire. Algunos estudios marcan que un árbol tiene la
capacidad de remover hasta 1.4 kg de contaminantes por hora.
Josué Díaz Vázquez es biólogo y estudiante de la Maestría en
Ciencias de la Salud Ambiental de la Universidad de Guadalajara. joshuatri@gmail.com
Arturo Curiel
Ballesteros es doctor en ciencias biológicas, profesor-investigador del
Departamento de Ciencias Ambientales del Centro Universitario de Ciencias
Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara, y profesor y
miembro de la Junta Académica de la Maestría en Ciencias de la Salud Ambiental
de la Universidad de Guadalajara. Es miembro del Sistema Nacional de
Investigadores y coordinador de la Estrategia de Adaptación en el Plan Estatal
de Acción ante el Cambio Climático para Jalisco
http://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/63_4/PDF/BosquesUrbanos.pdf
Foto del bosque ubicado al pie del cerro El Trigal en orilla norte de calle Autocinema. Valencia